(La Gaceta Marinera).- Después de un extenso trabajo anual de adiestramiento y alistamiento para operar en pistas no preparadas y de una meticulosa planificación y ejecución, la Armada Argentina cumplió con el objetivo de volver con aeronaves de ala fija al Continente Antártico después de más de 51 años.
De esta forma, se da un importante paso relacionado con el objetivo de recuperar la capacidad de búsqueda y rescate, de evacuaciones sanitarias y vuelos logísticos para el apoyo a las operaciones de la República Argentina en el continente blanco.
El vuelo se concretó durante la madrugada de este miércoles, desde la Base Aeronaval Río Grande hasta la Base Antártica Conjunta (BAC) Petrel, donde la dotación antártica rehabilitó la pista.
Luego de un exhaustivo seguimiento meteorológico, pasada la 1 AM de este miércoles, despegó desde la Base Aeronaval Río Grande una aeronave TC-12B de la Escuadrilla Aeronaval de Vigilancia Marítima hacia la pista de la BAC Petrel, con el apoyo de un avión de exploración de largo alcance P-3C Orión de la Escuadrilla Aeronaval de Exploración.
Las aeronaves arribaron a la base antártica alrededor de las 5 AM. El P-3C verificó desde el aire las condiciones meteorológicas y de pista y el TC-12B Hurón realizó el aterrizaje programado, permaneciendo luego dos horas en la plataforma para efectuar el reaprovisionamiento de combustible necesario para el regreso, y volver a despegar alrededor de las 7 AM en vuelo directo hacia Río Grande.
Hace más de 51 años que la Armada Argentina no operaba con aeronaves de ala fija desde pistas en la Antártida. Las últimas lo habían hecho desde la “Estación Aeronaval Petrel”, inaugurada el 22 de febrero de 1967, y que tuvo como origen un refugio naval instalado en 1952. Desde allí y hasta 1972 la Armada Argentina operó con aeronaves DHC-2 Beaver, Twin Otter y PC-6 Porter, cuando un incendio destruyó parte de la Estación Aeronaval Petrel, pasando posteriormente a ser habilitada solo en verano.