El pasado miércoles, cerca de las 15:00 horas, los vecinos de la zona sur de Río Grande, observaron a un empleado de la Estancia Cabo Peña, que arrojó carne conteniendo veneno, con aparentes intenciones que las mismas sean consumidas por mascotas que existen en el lugar.
Los alimentos fueron ingeridos por tres perros, dos hembras y un macho que fueron llevados a una Veterinaria para que puedan ser asistidos. Lamentablemente, una perra falleció y los otros dos se encuentran en recuperación.
Lo sucedido fue denunciado ante la Policía, con pruebas que consiste en una imagen de una cámara de videovigilancia, donde se puede ver la camioneta en la que se moviliza el empleado de la estancia. Además, brindaron los datos filiatorios de esa persona.
Los damnificados esperan que la causa sea derivada a sede judicial, para que se inicie un investigación por el delito previsto en la Ley 14.346, la que protege a los animales del maltrato y la crueldad de las personas.
Situación de los animales
El médico Veterinario Aldo Sanchez, consignó en una nota, que los tres perros presentaban la misma sintomatología, “con diferentes grados de evolución tales como sialorrea, fasciculaciones musculares, midriasis, cianosis, obnubilaciones, paresia y ataxia”.
La nota del Veterinario, difundida en las redes sociales, señala que se desconoce el agente especifico que ocasionó esos síntomas en los pacientes.
Más adelante consigna que se procedió con tratamiento paliativo y durante el mismo “la paciente de nombre Napolitana, sufrió paro cardiorrespiratorio, con un nivel de cianosis muy elevado, no respondiendo a las maniobras de RCP que se realizaron”.
“El resto de los pacientes continúan bajo tratamiento mencionado, al día de la fecha presentan una recuperación notable y siguen en observación y evaluación de su evolución”, indica la nota firmada por Aldo José Sánchez, Médico Veterinario.





