Este viernes se realizó un abrazo solidario frente a la planta de la empresa textil Barpla, en solidaridad con los 40 trabajadores que esperan por una definición de la Secretaría de Industria de Nación, sobre la posible autorización para seguir con el proceso productivo en Tierra del Fuego.
El abrazo, que tuvo lugar en la fábrica ubicada en la calle Ingeniero Varela 1075, contó con la presencia de dirigentes y delegados de la UOM, del SUTEF, SETIA, AOT, la Multisectorial de Derechos Humanos, del Movimiento Solidario de Trabajadores y Desempleados y de los integrantes de una cooperativa de la construcción.
El delegado de Barpla, Germán Resquín, consideró que “es importantísimo este abrazo solidario que vienen a transmitir distintas organizaciones, referentes gremiales, de derechos humanos, gente de la sociedad, que vienen a apoyar esta lucha que venimos llevando desde hace bastantes años con el tema del régimen primero, del decreto textil después, y de las cuestiones que en Buenos Aires viven diciendo, porque quieren sacar a todas las textiles de la provincia de Tierra del Fuego”.
El delegado gremial subrayó que “seguimos resistiendo, y la importancia de esta unidad de todos los ciudadanos y de todos los referentes de la provincia a participar, referentes políticos dispuestos a participar y transmitir esta necesidad de unidad y de mejoramiento en el sector textil industrial; se fortalece con estas medidas”.
Barpla espera por estos días una decisión que debe nacer de la Secretaría de Industria, para lo cual se hicieron una serie de inspecciones durante la semana pasada, en las líneas de producción. Mientras tanto, un par de trabajadores realizan los mantenimientos necesarios en las máquinas instaladas, que hace más de sesenta días que están paralizadas.
Cabe indicar que en el abrazo solidario, se recordó la difícil situación que atraviesan las textiles en Río Grande, porque desde que fueron incluidos en la extensión de la Ley 19.640, tras haber quedado marginadas; sucedieron recortes de personal en varias empresas.
Desde diciembre a la fecha, ocurrieron alrededor de 150 despidos. La primera en recortar personal fue Teo Grande, después la empresa Textil Río Grande, que definió su cierre; a estas se sumaron Australes y la Textil Fabrisur, que también desvinculó personal; todas bajo la causal de una profunda baja de producción, debido a la escasa demanda de los productos que elaboran.